photo: Artur Baboev


Esta raza única tiene al menos tres mil años. El Akhal-Teke es un descendiente directo de los caballos de los masagetas, los bactrianos y los alanos,  famosos en la antigüedad. En la antigua Persia, estos caballos eran conocidos como nisaeos y, varios siglos más tarde, como partos, pero siempre se hablaba de ellos como los mejores del mundo. En el siglo II a.C. el historiador romano Oppio escribió sobre ellos: "Estos caballos, dignos de los gobernantes más poderosos, tienen una apariencia sorprendentemente hermosa, se mueven con ligereza bajo el jinete y aceptan con ligereza el bocado; la cabeza con su nariz romana se lleva alta y sus crines doradas ondean majestuosamente al viento".

Tan preciados eran estos caballos en la antigüedad, que fueron el objeto de un conflicto militar conocido como la “guerra de los caballos celestiales” que se libró en 104 a. C. y 102 a. C. entre la dinastía china Han y el reino grecobactriano, gobernado por los sacas (escitas) conocidos por los chinos como Dayuan, en el valle de Ferganá, en el extremo oriental del antiguo Imperio persa.

Los escitas fueron los primeros en dominar el arte de la guerra a caballo, es decir que el akhal teke puede haber sido la primera raza en ser domesticada por el ser humano.

Ellos han estado presentes durante las diferentes etapas de la humanidad, al comienzo de las guerras montadas, en los inicios del comercio con la ruta de la seda y en la actualidad acompañándonos en los deportes ecuestres.

Actualmente y gracias a los adelantos científicos, existe evidencia de que estos caballos desempeñaron un papel decisivo en la creación de razas mundialmente famosas como el pura sangre árabe, el inglés, y en la mejora de razas de caballos en Rusia, Europa y el Cercano y Medio Oriente. En palabras del profesor Witt, el caballo Akhal-Teke "posee la última gota de esa sangre valiosa a partir de la cual se han desarrollado todas las razas de caballos bien criados".

Los caballos turcos obtuvieron su nombre moderno, Akhal-Teke, después de que Rusia se apoderara de Turkmenia en 1881, "combinando el nombre de la tribu turcomana Teke y el oasis Akhal en las estribaciones de las montañas Kopet-Dag". La sangre de los caballos turcomanos de esta zona se mantuvo meticulosamente pura, lo que los convirtió en una historia viva y particularmente valiosos. A su vez, se convirtieron en el emblema nacional y el tesoro de Turkmenistán.

Con el tiempo, los rusos recuperaron la atención sobre el Akhal-Teke y lo salvaron de la extinción mediante una cría cuidadosa. También utilizaron la raza para desarrollar las líneas Don, Orlov Trotter y Russian Thoroughbred. Se ha especulado que la yegua favorita de Pedro el Grande, Lisette, tenía cualidades Akhal-Teke, tal vez mostrando el interés ruso temprano en la raza. Aunque no son nativos de Rusia, los Akhal-Tekes se han convertido en un favorito destacado, incluso en un símbolo de estatus. La mayor parte de la población se encuentra hoy en Rusia, donde se encuentra el registro oficial de la raza. Muchos Akhal-Tekes todavía residen en Turkmenistán como valiosos miembros de la familia y continúan mostrando su naturaleza afable y sensible.

En 1973 se creó el Instituto Ruso de Cría de Caballos (VNIIK) como libro genealógico internacional oficial de Akhal-Teke para su recuperación.

Destacando su preciada naturaleza, los Akhal-Teke se han entregado como obsequio político durante siglos. En los últimos siglos, Turkmenistán los ha regalado a Inglaterra, Rusia y Francia. “En 1956, por ejemplo, Nikita Khrushchev le regaló a la reina Isabel el brillante semental pardo dorado Melekush. Según cuenta la historia, los novios intentaron limpiar lo que pensaban que era un esmalte antinatural, pero Melekush brillaba aún más”. Esta práctica también ayudó a mejorar su renombre a nivel internacional

Además de los criadores de Turkmenistán, a varios criadores rusos se les atribuye la preservación de la raza hasta nuestros días, y ahora el Akhal-Teke se puede encontrar en muchos países. Actualmente, su número supera los 6.000 en todo el mundo y crece constantemente, al igual que su popularidad. Desafortunadamente, la raza todavía está en riesgo, especialmente porque las manadas están dispersas y muchas regiones tienen reservas genéticas limitadas. El Akhal-Teke es considerado una raza patrimonial "amenazada" por Livestock Conservacy y requiere una vigilancia continua para que las generaciones futuras la disfruten. “Haras El Soñado” se siente honrado y emocionado de compartir esta misión!